Curso de Tarot Gratis: Repensando el Tarot Junguiano
Aunque rescatamos la visión de Jung del Tarot como herramienta para lograr el autoconocimiento, su teoría en torno al juego nos resulta un tanto misógina. Cae en binarismos fáciles y refuerza arquetipos que no resultan beneficiosos si lo que se quiere es acercarse a la igualdad de género.
A continuación, explicaremos algunos conceptos clave del Tarot según Jung. Entre ellos, es importante destacar su visión alquímica del juego, que no excluye a la mujer de la ecuación pero sí la relega a un espacio donde tiene poca agencia y sigue siendo sumisa al hombre blanco hetersexual y cis.
Visión Junguiana del Tarot
Jung acercó el Tarot a la psicología. Esto trajo cosas tanto positivas como negativas para la igualdad de género. Por un lado, al acercar el Tarot a la psicología, se vuelve una herramienta de autoconocimiento que nos ayuda a amigarnos con nuestro inconsciente. Por el otro, sin embargo, aleja al tarot de la figura de (((la sibila o pitonisa))), que pueden ayudarnos a empoderarnos como mujeres creadoras de significado.
La psicología, considerada un conocimiento que puede tener un carácter científico, es entonces parte de las estructuras dominadas por los hombres blancos, cis, y heterosexuales. El Tarot pasa a ser, incluso de forma marginal, parte de un mundo donde las mujeres y disidencias de género son silenciadas o dominadas por una autoridad masculina, en lugar de tener el carácter de lo netamente femenino que tenía en el tiempo de las sibilas.
Jung también habla de los Arcanos Mayores como arquetipos que forman parte del inconsciente colectivo. Son principios rectores de la psique humana. Operan de forma inconsciente y son heredados. A este punto, desde una perspectiva con empatía de género que busca incluir a la mujer como miembro activo y con agencia en la sociedad, ya sabemos que todo aquello que viene heredado suele ser en detrimento del bienestar de las mujeres.
Un mundo donde la mujer cuente con verdadera igualdad de género es un mundo en el cual la sociedad realiza un proceso de deconstrucción de aquellas ideas que traemos con nosotros desde tiempos antiguos, para reemplazarlas por conceptos y arquetipos que sean más inclusivos.
Orestes
Los Arcanos Mayores como Camino del Héroe
Jung entendía el conjunto de los Arcanos Mayores como un viaje iniciático que hace el alma del 0 (El Loco) al 21 (El Mundo). Este viaje se corresponde con el camino del viaje del héroe, en el cual, el héroe (siempre masculino) va atravesando una serie de arquetipos hasta llegar a la individuación e integrar su sombra.
Ya que el camino del héroe habla de la victoria del héroe sobre un monstruo, y la mujer es muchas veces percibida por la sociedad como algo monstruoso si no acata ciertas directrices de comportamiento (o incluso si lo hace), esto resulta un problema. La mujer no puede ser la agente que realice este viaje iniciático con total libre albedrío. Es, en cambio, un obstáculo más para ser vencido por un héroe prototípico masculino. Una vez más, es excluida de un rol protagónico y relegada a roles secundarios e incluso antagónicos.
El hecho de que esta cosmovisión sea tan imperante se puede reflejar en el hecho de que a la mujer le faltan referentes en su comunidad y cultura, y, en su defecto, tiene que hacer proyección en referentes masculinos. Por otra parte, al escasear referentes femeninos, aquellos hombres que no han pasado por un proceso de deconstrucción sienten cierta dificultad para proyectarse en personajes femeninos y sentir que empatizan con la experiencia de la mujer. Ambos son problemas que impactan más de lo que creemos en la realidad desigual e injusta en la que vivimos.
El Tarot como Alquimia
Jung estaba fascinado por el concepto de la alquimia. Lo veía como un concepto que podía servir de puente para el presente y el pasado y conectar nociones muy antiguas del inconsciente con conocimientos más recientes sobre el mismo fenómeno.
Anima y animus, en un mazo inspirado en Carl Jung, creado por Ussi
Jung pensaba en el Tarot como una alquimia donde intervienen un elemento femenino y uno masculino para crear algo nuevo. Solo está un paso más adelante de Freud al no negar lo femenino. Sí, lo femenino existe, pero está relegado a una posición sumisa y vulnerable.
Jung hablaba de la crátera, que era una vasija enviada por el mismo Dios para bautizar a aquellos que quieran acceder a una consciencia superior. Viene a ser una especie de útero simbólico para el proceso de renacer de la humanidad. Esto apunta a una visión de la mujer como mero receptáculo, como equivalente a las copas, que representan el mundo emocional, en contraposición a las masculinas espadas, que representan el mundo racional de la mente.
Es necesario trascender esta visión binaria y limitante de los géneros femeninos y masculinos. Por supuesto, todas sabemos que las mujeres pueden ser racionales y los hombres, emocionales, sin mencionar el hecho de que el género es más un espectro que dos categorías tajantemente separadas. Sin embargo, a nivel inconsciente, todavía asociamos a la mujer con un ser emocional que no escucha la voz de la razón. Es un ser histérico que se deja llevar por los impulsos del momento. Esto se ve reflejado en figuras ficticias como Sansa Stark o incluso Cersei Lannister de Juego de Tronos, o varios personajes femeninos de Shakespeare, como Ofelia.
En el Tarot, se valora la fortaleza estratégica del Rey de Espadas y la prudencia del Rey de Pentáculos. Por otra parte, la Reina de Copas se observa a veces como una mujer retraída, con sus emociones reprimidas al estar la copa cerrada. Es una mujer que rara vez escucha a la razón y se deja llevar por los impredecibles vericuetos de la emoción.
Sin embargo, para consolar a una persona desbordada en emociones o incluso para liderar un equipo con inteligencia emocional, es preferible una Reina de Copas que un Rey de Espadas o incluso de Pentáculos. Este tipo de apreciaciones sobre el juego toman el tarot junguiano pero lo llevan un poco más allá de sus prejuicios misóginos.
Está también el contraste de las ideas preconcebidas que traemos de Arcanos Mayores como El Sumo Sacerdote o La Suma Sacerdotisa. El Sumo Sacerdote se suele asociar con los aspectos más tangibles de la espiritualidad, mientras que la Suma Sacerdotisa, su contracara femenina, suele tener que ver con asuntos más místicos, misteriosos y difíciles de probar. Esto puede fácilmente llevarnos a asociar a la Suma Sacerdotisa como algo sobrenatural, que inspira temor – un monstruo. El Sumo Sacerdote, por otro lado, es simplemente un hombre sabio que comulga con las mismas fuerzas sobrenaturales, pero de una forma que la sociedad aprueba. ¿Tremendos doble estándares, no?
Intriga también la figura de La Templanza. Como (((El Loco)), es una figura con cierta androginia, que podría tratarse tanto de un hombre afeminado como de una mujer. Lo interesante de La Templanza es que blande dos copas, el símbolo asociado con la femineidad como receptáculo. Está pasando un líquido de una a otra de modo lento pero calculado. Es una figura digna de mención dado que la persona en el naipe usa los receptáculos con cierta libertad y agencia, de un modo que se considera positivo, al estar dotada esta persona de cualidades como la paciencia y la constancia.
Por supuesto, esto se hace más fácil de observar para la sociedad heteropatriarcal en la que nos encontramos en una figura que casi se podría decir que carece de género. Sería interesante observar la Templanza con un aspecto físico más femenino, quizás en una reinterpretación del Tarot Rider-Waite Smith.
En resumen, la teoría de Jung en cuanto al Tarot, si bien resulta un aporte que no se puede ignorar, resulta tener varias fallas en cuanto a igualdad de género se refiere. Es importante repensar nuestros preconceptos aplicados al Tarot para poder así hacer lecturas más inclusivas para personas de diversos géneros que por lo general se encuentran marginalizados por la sociedad.
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